El cansancio y el malestar general, el dolor y la ansiedad, que
sufre de forma crónica el enfermo de fibromialgia, afecta en su
totalidad a su vida cotidiana y por tanto, afecta también sus hábitos
alimentarios que se suelen ver alterados ( pueden aparecer graves
desequilibrios nutricionales y la aparición de obesidad por la falta de
ejercicio físico y mal reparto de las calorías).
Una alimentación equilibrada permite mantener un
óptimo estado de salud a cualquier edad, al tiempo que le permite
realizar muchas de las actividades de su vida diaria: hacer las tareas
de la casa, ir de compras, realizar deporte, trabajar, estudiar , etc.
Una dieta rica en vegetales, y por lo tanto, rica en potasio, zinc, silicio y selenio y pobre en grasas y proteínas de origen animal ayuda a
mantener los músculos y los tendones en buen estado y pueden ayudar a
disminuir la sensación de dolor.
Los enfermos de fibromialgia deben aportar una ingesta suficiente de
calcio a través de la alimentación e incluso a través de suplementos
ya que una baja concentración de éste en sangre es responsable de la
aparición de espasmos musculares. [...]
Es frecuente incluir en el tratamiento del enfermo el uso de
suplementos de vitaminas antioxidantes como la vitamina A, C y E para
combatir el estrés y reforzar el sistema inmunológico.
Alimentos recomendados:
· Alcalinizantes (ricos
en potasio, calcio, magnesio y sodio). Entre los que destacan la
lechuga, las endibias, escarola, el perejil, el plátano, el mijo, las
almendras, el maíz, las castañas, etc.
. Ricos en ácidos grasos omega 3: pescados azules, aceite de linaza, de nuevo, de soja, de germen de trigo y de avellana.
· Frutas frescas, frutos secos y semillas (ricos en antioxidantes, calcio y ácidos grasos omega 3): manzana, pera, almendras, avellanas, sésamo, etc.
Contrariamente a lo que se piensa, las frutas ácidas-el limón, por
ejemplo-no suelen ser acidificantes, ya que su digestión deja como
residuos minerales alcalinos.
· Verduras y hortalizas (ricas en calcio, potasio, vitamina C, ácido fólico y betacarotenos): zanahoria, cebolla, apio, col, lechuga, pepino, etc.
· Cereales integrales (ricos en selenio, vitaminas del grupo B y fibra): trigo, avena, centeno, etc.
· La soja y sus derivados (aportan proteínas, calcio, hierro, yodo, magnesio, potasio, fósforo, ácido fólico y vitaminas del grupo B).
· Algas (ricas
en calcio, magnesio y otros oligoelementos que facilitan su
absorción): hijiki, wakame, nori, agar-agar, kombu, arame, etc.
Fuente : Revista de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica
Fuente : Revista de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica
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